Ubicación: Se adapta muy bien a cualquier tipo de suelo, aunque prefiere el suelto y arenoso. Los mejores resultados los obtendrás con un sustrato de dos partes de turba, dos partes de resaca de río, tres partes de tierra negra y tres partes arena. La planta se desarrolla en proporción al tamaño y profundidad del recipiente en donde la irás a cultivar.
Luminosidad: Prefiere los lugares luminosos, el pleno sol durante las mañanas y en las últimas horas la tarde. La falta de luz puede ser compensada con lámparas de 60-75 W colocadas a 2,5 m de distancia sobre la Cretona
Riego: El suelo tiene que mantenerse húmedo constantemente. Riega a diario y hasta dos veces al día en verano. El agua de lluvia favorecerá el crecimiento y elevará el color del follaje.
Temperatura ideal:
Se desarrollará muy bien entre los 16 y los 22 °C, pues debajo de los 10 °C pierde las hojas y el crecimiento se detiene; ten en cuenta que no resiste temperaturas inferiores a los 2 °C. Si cultivas la Cretona en ambientes calefaccionados durante el invierno, recuerda que las corrientes de aire que se producen al abrir las puertas o las ventanas le hacen mal.